viernes, 21 de agosto de 2009

LA POESÍA DE LAUREN MENDINUETA O LA BELLA AVENTURA DE EMBRIAGARSE EN EL POEMA

Por: Concepción Martes Charris


Con la poesía de Lauren Mendinueta sucede lo que a los niños con las golosinas: una vez probadas imposible resistirse a sus tentaciones. En el caso que nos ocupa, de seguir leyendo La Vocación Suspendida, su hermoso libro de poemas, hasta embriagarnos de versos con la copa sacra de la poesía.

Cuando recibí la llamada de Mary Martínez, la directora de Editorial Travesías, encargándome la presentación de este poemario, pensé que como todo alfarero, no podía rehuir del barro, que aun sabiendo que lo mancha, le da vida y justifica como hombre de emociones y sentidos.

Leer a Lauren me resultó la bella aventura de adentrarme en un bosque, como en los cuentos de hadas, por cuya espesura caminé entre los hombros de los dioses de la poesía.

Encuentro en nuestra poeta, ¿o poetisa?, a la mujer madura de verdadero oficio y firmemente ubicada sobre el escabroso abismo de la poesía, adonde nadie llega sino con el talento y una necesaria dosis de verdadero esfuerzo.

Libra ella una lucha interna entre el ser y el no ser. Una que tiende a la aniquilación de la poeta que se niega a morir ante la inmensidad del mundo, pues sabe que es en su corazón, y desde la orfebrería de la palabra donde se ganan las batallas y se agiganta un ser ante el universo. En el poema Lo extinto, la veo casi maniatada entre sus versos; pero es entonces, cuando con un pase de magia sólo posible en el corazón de los poetas, logra reaparecer en otros versos celebrando la vida y ofreciendo la copa de la dicha, porque ella, Lauren, “no se deja excluir porque vence su destierro”. Y camina segura hacia dentro de sí misma, invadida de la luz de la poesía por la que se busca y se reencuentra.

Establece su trinchera y enfrenta el mundo por los ojos, mirando adentro, profundo. Su arma letal es la palabra y sabe que con ésta alcanza el sol y las estrellas.

Es poeta para mostrar al mundo, entretejiendo versos y metáforas se va abriendo un campo entre las lianas para aparecer triunfante más allá de la caída y muy al lado de la gloria.

En Lo contemplado y su contemplación, Lauren es mujer y ángel que nos enseña como un sol los verdaderos hilos de la poesía y la fuerza arrasadora de la vida que florece en la vida, “tratando de asir ese hilo invisible que va de lo divino a lo humano/en el trazo del relámpago que azora salones por la música,… y porque sabe “que todavía hay tiempo para un nuevo día”. Y porque es de luz el encanto que nos sueña.
Gracias, Lauren por regalarnos la poesía, y desde esta lejana tierra tuya, sean para ti los querubines y que ningún ángel te libre del pecado para que sigas contemplando el mundo en el poema.



Barranquilla, agosto 19 de2009

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