domingo, 16 de agosto de 2009

VERSOS DE LA PERSISTENCIA


Por: Roberto Núñez Pérez

Durante estos días en los cuales la lluvia, indecisa, comienza a caer sobre la ciudad, me he encontrado con dos libros de poesía publicados por Editorial Travesías que me han dejado una grata sensación. Lo grato es el resultado de dos hechos: El primero: la calidad literaria de los textos. El segundo: La circunstancia de que los autores estén ligados a nuestra ciudad, ya sea porque en ella viven o nacieron.

El primero de estos libros se titula Rondas y poemas para soñar la infancia, del escritor Concepción Martes Charris, nacido en Polonuevo Atlántico y residente desde hace varios lustros en La Arenosa. Cuando a mí llega uno de esos libros que llaman “infantil” o “para niños”, no puedo evitar sospechar de ellos. Casi nunca en toda la historia de la Literatura se han escrito textos con estos propósitos. Los viajes de Gulliver, Moby Dick, Los tres mosqueteros, Las Mil y una noches y otros tantos relatos fueron concebidos en un principio para adultos. Ahora, si hablamos de poesía, el asunto se torna más complejo porque resulta sumamente difícil escribir poemas rimados para infantes que no caigan en los lugares comunes y que contengan en sí la luz de lo auténtico. Los textos literarios infantiles han de ser tan buenos que, una vez que el lector ya no sea un infante, los siga amando y desee (sin vergüenzas) volver a ellos. El poeta de textos infantiles debe evitar las voces falsas. Además de lograr una gran calidad literaria tiene la dura tarea de no parecer un adulto que imita a un niño. Los textos deben ser sencillos y complejos a la vez; evitar a toda costa la ramplonería. Esto es lo que logra Concepción Martes Charris en su libro. En sus poemas está presente el Caribe que habita y lo habita; el carnaval que vive y lo vive. Concepción Martes no se ha disfrazado de niño. El poeta – niño es uno solo fundido para siempre. Sólo así se podían lograr estos buenos versos:

El otro texto es de la autoría de Lauren Mendinueta: La vocación suspendida, Esta escritora barranquillera ha vivido en España, Portugal y México. Confieso que ya había leído anteriormente su libro Inventario de ciudad y no me había sorprendido. La Lauren de La vocación suspendida es una poeta madura que sabe (eso se intuía ya) que al verso no le debe sobrar ningún adjetivo, pero que tampoco debe faltarle nada. El yo poético que se despliega en sus poemas se encuentra en la paradoja de querer vivir y desear la muerte al mismo tiempo., como se aprecia cuando afirma: “A veces tengo un deseo rabioso de seguir muriendo, de detenerme,/ mientras me digo que todavía hay tiempo para un nuevo día”. Lauren sabe, como Concepción Martes, que la poesía no es un pasatiempo, sino una constante búsqueda. Por eso ella viaja constantemente; no en términos geográficos sino literarios, poéticos. Busca permanentemente la poesía y en esa búsqueda logra alcanzarla. Ella sabe que la tarea no es fácil y que no se trata de esperar a que la “musa” llegue a dictarnos sus versos:

El mundo sugiere.

No espero la visita de la musa,

voy por ella, la traigo de la mano.

Me alegra saber que en Barranquilla, pese a las circunstancias, vive a plenitud la poesía. La tierra de Amira De la Rosa y Meira del mar no se abandona a sí misma.